martes, 10 de septiembre de 2019

¿QUIERES MANTENER LA LIBERTAD SEXUAL?


Sin mantenimiento las cosas se deterioran. Lo mismo ocurre contigo. Un jardín que no es cuidado permanentemente se seca y le crece maleza. ¿Y que tal tu cuerpo? Es una gran máquina, pero no está naturalmente inclinada a mantenerse en forma. Si quieres evitar la obesidad, lucir desarreglado o tener mal olor, vas a tener que trabajar en ello, arreglar tu vestuario, ejercitarte y asearte diariamente. Lo mismo ocurre con casi todas las cosas – mascotas, finanzas, tu hogar. Sin una constante atención y mantenimiento, las cosas se deterioran.

Cada nuevo nivel de madurez que alcances será desafiado debido a que vivimos en un mundo caído, uno que tiene muy poca simpatía por tu compromiso a la pureza sexual. Esta es una de las razones por las cuales las tentaciones permanecen aún después del arrepentimiento, sin importar cuan sincero tu arrepentimiento haya sido.
Después del arrepentimiento hay usualmente un periodo de gran alegría, de una conciencia clara, de un sentido de libertad y de un nuevo optimismo. Sin embargo, tarde o temprano las tentaciones vuelven a aparecer y ahí es cuando debemos estar preparados para evitar volver a caer en los ciclos adictivos del pecado sexual.

“Por lo tanto, el que piense que está firme, tenga cuidado de no caer. Ustedes no han pasado por ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero pueden estar confiados en la fidelidad de Dios, que no dejará que la tentación sea más fuerte de lo que puedan resistir. Dios les mostrará la manera de resistir la tentación y escapar de ella.” (1 Corintios 10:12-13)

La integridad sexual es un estado de consistencia en el cual tus expresiones sexuales son consistentes con los estándares de Dios. ¿Quieres mantenerte alejado de tu pecado sexual? Entonces debes entender que tu integridad sexual es un acto constante de tu voluntad expresado a través de las decisiones que tomes cada día. Es así de sencillo. Cualquiera que hace un gran cambio en sus comportamientos sexuales debe enfrentarse frecuentemente a la reaparición de viejos hábitos, tiempos de desaliento y patrones de conducta que debe romper.

“¿No comprenden que sus cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomaremos un miembro de Cristo y lo uniremos a una prostituta? ¡Jamás!  ¿No saben que cuando un hombre se une a una prostituta se hace parte de ella y ella de él? Dios nos dice en las Escrituras que «los dos se vuelven una sola persona».  Pero cuando alguien se une al Señor, el Señor y esa persona se vuelven uno en el Espíritu. Por eso, precisamente, les digo que huyan de los pecados sexuales. Ningún otro tipo de pecado afecta al cuerpo como este. Cuando uno comete esos pecados, peca contra su propio cuerpo.  ¿No saben que el cuerpo es templo del Espíritu Santo, que Dios les dio, y que el Espíritu habita en ustedes? Ustedes no son sus propios dueños, porque Dios nos compró a gran precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.” (1 Corintios 6:15-20)

Si tu has estado librando una batalla constante con comportamientos sexuales compulsivos, debes entender que el arrepentimiento por si mismo no es suficiente para detener tus hábitos, aunque el arrepentimiento es sumamente importante. Comportamientos sexuales compulsivos como la masturbación, la pornografía, encuentros sexuales furtivos, la fornicación, el homosexualismo, el voyerismo, etc. son cadenas que producen mucha vergüenza y remordimiento, haciéndolos terriblemente secretos y usualmente peligrosos. Estos comportamientos pueden destruir tu vida, tu ministerio, acabar con matrimonios, llevarte a la cárcel y producir una gran humillación.

Estos comportamientos sexuales se mantienen en secreto. Cuando estas viviendo alguno de ellos no estas dispuesto a discutirlo con nadie, así que tus amigos y tu familia no tienen la menor idea de lo que estas viviendo. Es una vida doble, donde mantienes una imagen normal publica más un secreto escondido por mucho tiempo. Si estas leyendo este articulo es probable que hayas descubierto tu “droga sexual” muy temprano en tu vida y te hayas convertido en adicto a ese comportamiento incorporándolo a tu vida cotidiana. Si esto es cierto para ti, estas llevando una carga muy pesada y es posible que no te hayas sentido bien contigo mismo en un largo periodo de tiempo y no tengas ni idea de cómo cambiar tus patrones de conducta.

Aun si te has arrepentido y has puesto un alto a ese comportamiento, debes haber entendido que las adicciones tienen un ciclo. No quiero decir que tu arrepentimiento no haya sido sincero, o que inevitablemente volverás a caer en tus viejas conductas. Lo que quiero que entiendas es que cualquier adicto necesita conseguir ayuda, porque las raíces que te llevaron a tu adicción necesitan ser resueltas antes de que la adicción pierda su poder sobre ti.

Deja que alguien entre en tu mundo de inmediato. Has desarrollado un mundo privado centrado alrededor de tu adicción y el secreto es lo que lo mantiene intacto. Rompe con la privacidad de tu mundo y encontraras que estarás menos inclinado a repetir tu comportamiento si sabes que alguien más está envuelto en la lucha contigo. Un profesional cristiano entrenado con experiencia en adicciones puede ser muy valioso para ti. Encuentra ayuda calificada. Con ella podrás entender las raíces de tu adicción y construir las defensas en contra de las acciones destructivas que has enfrentado por tanto tiempo.

“Hubo un tiempo en que yo rehusaba reconocer lo pecador que era. Pero era yo débil y miserable y gemía todo el día. Día y noche su mano pesaba sobre mí. Mi fuerza se evaporaba como agua en día de sol. Pero un día reconocí ante ti todos mis pecados y no traté de ocultarlos más. Dije para mí: «Se los voy a confesar al Señor». ¡Y tú me perdonaste! Toda mi culpa se esfumó.”        (Salmos 32:3-5)

También deberías buscar un grupo de apoyo -un grupo Cristo céntrico- que se reúna frecuentemente donde puedas tener un sitio seguro para hablar de tus sentimientos conflictivos mientras rompes con la adicción. “Celebremos la Recuperación” es un grupo que esta creciendo a nivel mundial y que brinda este espacio necesario para ti.

“Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos” (Santiago 5:16)

Finalmente, busca rendir cuentas a alguien. El rendir cuentas a alguien significa dejarlo entrar en tus luchas y mantenerlo informado de tu progreso. Es el entregar tu derecho a la privacidad por lo menos a una persona que tendrá el permiso para cuestionarte acerca de tus actividades diarias y animarte cuando estés luchando con la tentación. Puedes rechazar este principio de rendir cuentas pensando que es muy infantil o que es muy invasivo. Pero no te engañes a ti mismo, no puedes lidiar con tu comportamiento sexual compulsivo por ti mismo. Si fuera así lo hubieras hecho hace mucho tiempo atrás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario