Sin mantenimiento
las cosas se deterioran.
Lo mismo ocurre contigo. Un jardín que no es cuidado permanentemente se seca y
le crece maleza. ¿Y que tal tu cuerpo? Es una gran máquina, pero no está
naturalmente inclinada a mantenerse en forma. Si quieres evitar la obesidad,
lucir desarreglado o tener mal olor, vas a tener que trabajar en ello, arreglar
tu vestuario, ejercitarte y asearte diariamente. Lo mismo ocurre con casi todas
las cosas – mascotas, finanzas, tu hogar. Sin una constante atención y
mantenimiento, las cosas se deterioran.
Cada nuevo nivel de madurez que alcances será
desafiado debido a que
vivimos en un mundo caído, uno que tiene muy poca simpatía por tu compromiso a
la pureza sexual. Esta es una de las razones por las cuales las tentaciones
permanecen aún después del arrepentimiento, sin importar cuan sincero tu
arrepentimiento haya sido.
Después del
arrepentimiento hay usualmente un periodo de gran alegría, de una conciencia
clara, de un sentido de libertad y de un nuevo optimismo. Sin embargo, tarde o temprano las tentaciones
vuelven a aparecer y ahí es cuando debemos estar preparados para evitar
volver a caer en los ciclos adictivos del pecado sexual.
“Por
lo tanto, el que piense que está firme, tenga cuidado de no caer. Ustedes no
han pasado por ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero pueden
estar confiados en la fidelidad de Dios, que no dejará que la tentación sea más
fuerte de lo que puedan resistir. Dios les mostrará la manera de resistir la
tentación y escapar de ella.” (1 Corintios 10:12-13)
La integridad sexual es un estado de consistencia en el cual tus expresiones sexuales son
consistentes con los estándares de Dios. ¿Quieres mantenerte alejado de
tu pecado sexual? Entonces debes entender que tu integridad sexual es un acto constante
de tu voluntad expresado a través de las decisiones que tomes cada día.
Es así de sencillo. Cualquiera que hace un gran cambio en sus comportamientos
sexuales debe enfrentarse frecuentemente a la reaparición de viejos hábitos,
tiempos de desaliento y patrones de conducta que debe romper.
“¿No
comprenden que sus cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomaremos un miembro de
Cristo y lo uniremos a una prostituta? ¡Jamás! ¿No saben que cuando un hombre se une a una
prostituta se hace parte de ella y ella de él? Dios nos dice en las Escrituras
que «los dos se vuelven una sola persona». Pero cuando alguien se une al Señor, el Señor
y esa persona se vuelven uno en el Espíritu. Por eso, precisamente, les digo
que huyan de los pecados sexuales. Ningún otro tipo de pecado afecta al cuerpo
como este. Cuando uno comete esos pecados, peca contra su propio cuerpo. ¿No saben que el cuerpo es templo del Espíritu
Santo, que Dios les dio, y que el Espíritu habita en ustedes? Ustedes no son
sus propios dueños, porque Dios nos compró a gran precio. Por tanto, honren con
su cuerpo a Dios.” (1 Corintios 6:15-20)
Si tu has
estado librando una batalla constante con comportamientos sexuales compulsivos,
debes entender que el arrepentimiento por si mismo no es suficiente para
detener tus hábitos, aunque el arrepentimiento es sumamente importante.
Comportamientos sexuales compulsivos como la masturbación, la pornografía,
encuentros sexuales furtivos, la fornicación, el homosexualismo, el voyerismo,
etc. son cadenas que producen mucha vergüenza y remordimiento, haciéndolos
terriblemente secretos y usualmente peligrosos. Estos comportamientos pueden
destruir tu vida, tu ministerio, acabar con matrimonios, llevarte a la cárcel y
producir una gran humillación.
Estos
comportamientos sexuales se mantienen en secreto. Cuando estas viviendo alguno de ellos no estas dispuesto
a discutirlo con nadie, así que tus amigos y tu familia no tienen la menor idea de lo que estas viviendo.
Es una vida doble, donde mantienes una imagen normal
publica más un secreto escondido por mucho tiempo. Si estas leyendo este
articulo es probable que hayas descubierto tu “droga sexual” muy temprano en tu
vida y te hayas convertido en adicto a ese comportamiento incorporándolo a tu
vida cotidiana. Si esto es cierto para ti, estas llevando una carga muy pesada
y es posible que no te hayas sentido bien contigo mismo en un largo periodo de
tiempo y no tengas ni idea de cómo cambiar tus patrones de conducta.
Aun si te has
arrepentido y has puesto un alto a ese comportamiento, debes haber entendido
que las adicciones tienen un ciclo. No quiero decir que tu
arrepentimiento no haya sido sincero, o que inevitablemente volverás a caer en
tus viejas conductas. Lo que quiero que entiendas es que cualquier adicto necesita conseguir
ayuda, porque las raíces que te llevaron a tu adicción
necesitan ser resueltas antes de que la adicción pierda su poder sobre
ti.
Deja que alguien entre en tu mundo de
inmediato. Has
desarrollado un mundo privado centrado alrededor de tu adicción y el secreto es
lo que lo mantiene intacto. Rompe con la privacidad de tu mundo y
encontraras que estarás menos inclinado a repetir tu comportamiento si
sabes que alguien más está envuelto en la lucha contigo. Un profesional
cristiano entrenado con experiencia en adicciones puede ser muy valioso para
ti. Encuentra ayuda calificada. Con ella podrás entender las raíces de tu
adicción y construir las defensas en contra de las acciones destructivas que
has enfrentado por tanto tiempo.
“Hubo
un tiempo en que yo rehusaba reconocer lo pecador que era. Pero era yo débil y
miserable y gemía todo el día. Día y noche su mano pesaba sobre mí. Mi fuerza
se evaporaba como agua en día de sol. Pero un día reconocí ante ti todos mis
pecados y no traté de ocultarlos más. Dije para mí: «Se los voy a confesar al
Señor». ¡Y tú me perdonaste! Toda mi culpa se esfumó.” (Salmos 32:3-5)
También deberías buscar un grupo de
apoyo -un grupo
Cristo céntrico- que se reúna frecuentemente donde puedas tener un sitio seguro para hablar de tus
sentimientos conflictivos mientras rompes con la adicción. “Celebremos
la Recuperación” es un grupo que esta creciendo a nivel mundial y
que brinda este espacio necesario para ti.
“Confiésense
los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados.
La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados
maravillosos” (Santiago 5:16)
Finalmente, busca
rendir cuentas a alguien. El rendir cuentas a alguien significa dejarlo entrar en tus luchas y
mantenerlo informado de tu progreso. Es el entregar tu derecho a la privacidad por lo menos a
una persona que tendrá el permiso para cuestionarte acerca de
tus actividades diarias y animarte cuando estés luchando con la tentación.
Puedes rechazar este principio de rendir cuentas pensando que es muy infantil o
que es muy invasivo. Pero no te engañes a ti mismo, no puedes lidiar con tu
comportamiento sexual compulsivo por ti mismo. Si fuera así lo hubieras hecho
hace mucho tiempo atrás.
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