domingo, 14 de marzo de 2010

CONSEJOS PARA MANTENER LA INTEGRIDAD SEXUAL


1. Se honesto - Reconoce que la tentación sexual es inevitable en nuestra cultura obsesionada con el sexo. Las imágenes eróticas en las vallas publicitarias, películas, televisión y miles de otros estimulantes, te bombardean  a diario. Ser cristiano no te exime de la tentación - los más piadosos de los hombres pueden ser presa de ella. Así que el primer paso para mantener  la integridad sexual es ser honesto. Acepta  que la tentación sexual es un problema  que tienes que  enfrentar. Recuerda la advertencia del Apóstol Juan: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos.

2. Ponte serio – Tu ya  debes saber a este punto  todos los estragos que el pecado sexual causa a todos los relacionados con ella. Lo que quizás no sepas es que todas las fantasías sexuales que alimentas, cada conversación sensual que  mantienes  a diario, o cada "segundo vistazo" que le das a alguien,  en es la semilla para el SIDA, el adulterio, el corazón destrozado, una vida arruinada. Ponte serio - si  entretienes la lujuria, estás bailando al borde de un precipicio. Toma medidas concretas ahora que  puedes. "La lujuria, cuando se concibe, da a luz el pecado, y el pecado, engendra la muerte". (Santiago 1:15)

3. Prepárate - Si  realmente crees que un terremoto esta por ocurrir, te preparas para ello y desarrollas  un plan de emergencia. Si realmente crees en la tentación sexual es común y puede llegar a ser fatal,  harás un "plan de emergencia" para cuando esta llegue. Decide de antemano qué hacer cuando te sientas tentado: cómo distraerte, a quién llamar, cómo escapar en momentos difíciles. Incluso el apóstol Pablo admitió: "Como un atleta entreno mi cuerpo para hacer lo que debería, no lo que quiero hacer. De lo contrario, me temo que yo mismo podría ser descalificado”. (1 Corintios 9:27)

4. Conéctate - El pecado sexual crece en la oscuridad. Si estás atrapado en cualquier vicio sexual, una cosa es cierta: El secreto que rodea tu comportamiento es lo que refuerza su poder sobre ti. Cualquiera que  sea la vergüenza que sientes de admitir tu problema a otra persona, la realidad es ésta: no puedes vencer esto por tu cuenta. Si pudieras, ¿no lo habrías  hecho ya? Toma la indirecta de Santiago: "confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados." (
Santiago 5:16) Encuentra un amigo cristiano maduro en quien puedas  confiar. Has a este amigo un socio en tu recuperación, y NUNCA asumas que has llegado a un punto en que ya no necesitas rendir cuentas.

5. Se radical - Si  eres serio sobre la integridad sexual, te alejaras  no sólo del pecado sexual particular al que eres  más propenso  (fantasear,  pornografía , adulterio, fornicación, masturbación, prostitución), sino que también te alejaras de cualquier persona o cosa que te tiente a pecar. A veces, incluso una actividad legítima (ciertas películas, música o clubes, por ejemplo) pueden estar bien para que otras personas las  disfruten, pero no para ti. Se radicalmente  honesto acerca de tu estilo de vida, todo lo que en ella te haga  propenso al pecado sexual  se tiene que ir. "Todas las cosas me son lícitas", dijo Pablo, "Pero no todas son edificantes. No dejare que nada me domine." (1 Corintios 6:12)

6. Busca Ayuda - Los pecados sexuales son a menudo un síntoma de  necesidades emocionales más profundas que un hombre está tratando de satisfacer en todas las formas equivocadas. El arrepentimiento del pecado en sí es un primer paso necesario, pero reconocer los conflictos o necesidades que te llevaron a ese comportamiento puede ser el siguiente paso,  requiriendo quizás algún tipo de atención especializada de un profesional cristiano. No dudes en buscar consejería si estás atrapado en ciclos de comportamiento fuera de control. La respuesta que  necesitas puede ser algo más que "orar y dejar de hacerlo!" El Rey David (que no fue ajeno al pecado sexual, por cierto) se refugió en la tutoría inteligente de Samuel. (1 Samuel 19:18) Si estás dispuesto a buscar ayuda profesional para los impuestos, asistencia médica o asesoría profesional, seguramente  estarás dispuesto a hacer lo mismo para mantener tu integridad sexual.

7. Ponte cómodo - El problema de la tentación sexual no va a ninguna parte. Ha estado con nosotros desde tiempos inmemoriales, y no cabe duda de que será  una plaga hasta que Cristo venga. Así que se siéntete cómodo con la idea de que  necesitas  controlar tus deseos sexuales durante toda la vida, recordando siempre que tu integridad sexual es sólo una parte de la vida, en  el proceso de santificación que todos los cristianos pasan. "Con esto no quiero decir que yo haya logrado ya hacer todo lo que les he dicho, ni tampoco que ya sea yo perfecto", Pablo dijo a los Filipenses. "yo sé muy bien que todavía no he alcanzado la meta". (Filipenses 3:12-13) Así que aprende a amar el proceso.

8. Busca amor - "He estado buscando el amor en todos los lugares equivocados", dice una vieja canción. El pecado sexual al  que estás atraído  puede ser de alguna forma un sustituto  barato (aunque intenso)  del amor. Puedes arrepentirte del pecado, pero no de la necesidad que el  pecado representa. Así que busca amor en tu vida: amistades, familia, cónyuge, hermanos en la fe. Un hombre que ama de verdad, y sabe que es amado de verdad, es mucho menos probable que  busque de lo que ya tiene en lugares donde nunca lo encontrará. “¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan, y su salario en lo que no satisface?" pregunta Isaías (Isaías 55:2.) Aprende a ser íntimo y auténtico. Es una de las mejores maneras de proteger tu corazón y tu integridad.

9. Busca la Gracia - No es el hombre sin pecado el que llega hasta el final, sino  el hombre que  aprende a levantarse  después de que  tropieza. Si tu lucha parece implacable, recuerda esto: cuando te comprometes a la integridad sexual, te comprometes a la dirección, no a la perfección. Es posible que tropieces en el camino – no que esto sea  justificación para el pecado, sólo una visión realista de la vida en este mundo caído. Lo que determina el éxito o el fracaso de un hombre imperfecto es su voluntad de levantarse, confesar su culpa, y continuar en la dirección que  se comprometió a seguir. Recuerda el  enfoque de Pablo: “olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:14)

10. Vive con intensidad - ¿Cuál es tu pasión? ¿Cuál es tu llamado? ¿Qué tan claras son tus metas? Y, por cierto, ¿tienes alguna diversión? El hombre que no tiene una vida - una pasión, un sentido de propósito, la capacidad de jugar tan duro como el  trabaja - es un hombre con un traje vacío hecho para el pecado sexual. Tan importante como lo es la pureza, la vida es algo más que mantenerse sexualmente puro. Se trata de saber quién eres y por qué eres, saber dónde están tus prioridades, y hacia dónde te diriges. Si  no sabes estas cosas acerca de ti, tienes mucho en que pensar. Comprométete  a desarrollar tu vida como un buen administrador de tus dones y  oportunidades, y has  de ello  el contexto en el que tratarás de mantener tu integridad sexual. La integridad sexual para tu propio bienestar es una cosa buena; la integridad sexual, en aras de un llamado superior es mejor. Así que por todos los medios posibles apártate de tu pecado. Pero, al  hacerlo, gira a la vez hacia una vida significativa, orientada por metas, apasionada. Ese es el arrepentimiento en su sentido más verdadero, más fino.


Articulo original en ingles por Joe Dallas, autor de varios libros y conferencista en el área de la Integridad sexual

miércoles, 10 de marzo de 2010

NO ARRUINES TU VIDA A CAUSA DE LA PORNOGRAFIA

¿Qué te dice tu corazón acerca de Jesucristo?

Tarde en la noche, solo en tu cuarto frente a la pantalla de tu computador, el mouse listo para dar ese clic que te da placer por unos segundos y arruina el resto de tu vida.

¿Qué te dice tu corazón acerca de vivir una vida en libertad o vivir esclavo de la pornografía?

Puedes ocultarlo de todos aquellos cercanos a ti, pero, ¿puedes ocultarte de tu propia conciencia y de la presencia de Dios?