sábado, 29 de agosto de 2009

MUJERES XXX

La cara de Susan revelaba su disgusto la primera vez que su esposo le sugirió que vieran juntos una película para adultos. “Cariño, no solamente mejorará nuestra vida sexual”, exclamó Jim, “sino que ya no necesitaré una vida sexual aparte de ti. Terminará todo lo que hago a escondidas de ti”. Ella había renunciado desde hace mucho tiempo a cualquier esperanza de que él abandonara su adicción a la pornografía en el Internet, pero esto era demasiado. “Somos cristianos, Jim”, protestó ella, “y esto es incorrecto”.

Después de años de lidiar con la vida sexual secreta de Jim, Susan eventualmente aceptó y se unió a lo que se está convirtiendo en un número cada vez mayor de mujeres cristianas que ven pornografía regularmente. Durante los últimos años una preocupante tendencia ha emergido: un número alarmante de mujeres viendo pornografía.

Involucramiento Inicial

La manera en que Jim introdujo a Susan al mundo del entretenimiento para adultos es una forma típica de cómo la mayoría de mujeres se involucran. La primera vez que él llevó una película a casa, ella se impactó por lo que vio. Aquello era tan asqueroso para ella que intentó ignorar las escenas que aparecían en la televisión de su cuarto, y enfocó su atención en su esposo. En cuanto a Jim, ella nunca lo había visto actuar con tanta pasión hacia ella. ¡Fue emocionante! Susan batalló con lo que había hecho durante los días siguientes, vacilando entre la culpa y la excitación. Al final, tomó conscientemente la decisión de que estaba dispuesta a dejar a un lado el respeto a sí misma a cambio de sus emociones.

Tal como lo prometió Jim, hubo un nivel más elevado de emoción en su vida íntima, que no había existido desde su noche de bodas hace veintitantos años. Una vez que ella superó el impacto inicial de las escenas explícitas, comenzó a esperar ansiosamente su “tiempo especial” los sábados por la noche. El intenso placer de estas experiencias les dio a ellos algo que podían compartir juntos.


Su relación parecía idílica durante esas primeras semanas. Aunque Susan tuvo que silenciar su conciencia culpable y suprimir sus molestas preocupaciones, ella y Jim se llevaban mejor que nunca. Pero, como todos sabemos, el placer del pecado sólo dura una temporada. Sin que ella se diera cuenta, una influencia muy perversa y corrupta se había desatado muy dentro de ella. La mentalidad de “el sexo lo es todo” que estas películas comunicaban comenzó a romper muchas de sus inhibiciones. Se halló a sí misma fantaseando acerca de otros hombres –y mujeres. Algunas veces incluso miraba las películas en secreto mientras Jim estaba en el trabajo.

También había otro problema que se estaba desarrollando. Su relación, que había estado llena de ternura y devoción, comenzó a deteriorarse. Jim se volvió más distante que nunca, ocasionando que Susan comenzara a sospechar y discutir con él. Se peleaban por pequeñas diferencias. Más aún, cuando estaban con otras personas, Jim se le quedaba viendo descaradamente a cada chica bonita que veía. ¿Y cómo podía Susan reprenderlo, después de lo que había permitido entrar en su hogar? Poco a poco las cosas se volvieron peor, hasta que finalmente Jim se fue y Susan presentó una demanda de divorcio. Ahora, como una mujer de mediana edad con un fracaso matrimonial, la pérdida del respeto a sí misma y el vacío en el alma que la pornografía produce, ella es más miserable que nunca.

Este caso es bastante típico de lo que ocurre cuando las esposas permiten que se lleve pornografía a su hogar. A medida que el número de hombres cristianos adictos a la pornografía continúa incrementándose, puede esperarse que el número de esposas y novias involucradas también se incremente. Aunque esto ya está bastante mal, ahora hay otra tendencia problemática: mujeres que están buscando pornografía en Internet por sí mismas.

Una de estas personas era Julia, una mujer de negocios joven y seria. Como Susan antes de involucrarse en la pornografía, la vida de Julia hubiera sido considerada bastante normal de acuerdo a los estándares cristianos de hoy. Aunque era parte del grupo de solteras de su iglesia, ella luchaba contra sentimientos de soledad. Julia envidiaba secretamente a las “efervescentes” chicas del grupo que siempre parecían atraer a los hombres. Algunas veces perdía la esperanza de encontrar alguna vez al “Sr. Correcto”. Por un tiempo ella había estado viendo una de las telenovelas más populares, permitiendo que la inmoralidad presentada en el programa alimentara su fantasía secreta de ser una hermosa mujer seductora.


Inesperadamente, otro pasatiempo se desarrolló en la vida de Julia. Un día le confió sus luchas contra la soledad a una amiga de la iglesia. Su amiga le sugirió visitar salas de conversación cristianas en la Internet, donde podía establecer relaciones libres de riesgo con hombres. Al principio, lo intentó vacilante y con cuidado, pero al poco tiempo estaba fuertemente involucrada. Eventualmente incluyó también salones de conversación seculares más grandes. Inicialmente, la cantidad de pláticas acerca de sexo la alarmó, pero gradualmente estas conversaciones comenzaron a fascinarla. ¡Era casi como ser la protagonista de su propia telenovela!

Ocasionalmente, Julia se encontraba con mensajes provenientes de sitios para adultos. Al principio, resistió la curiosidad de entrar en ellos, pero finalmente llegó al punto donde no pudo resistir. Una noche hizo clic impulsivamente en una dirección que la dirigió a un sitio Web para adultos. Ella sintió pánico cuando una imagen de una pareja haciendo el acto sexual apareció en la pantalla y, con manos temblorosas, cerró el sitio rápidamente. Esa escena persiguió su memoria hasta que, unas noches después, volvió a visitar el sitio. Estaba tan cautivada por lo que vio que fue atraída completamente. Después de la emoción de esa noche, las telenovelas le parecían insípidas y aburridas. Volvió a los sitios de adultos una y otra vez. Ella sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero, a pesar de repetidas promesas para dejar ese comportamiento, volvía a él.

Protegiendo a las ovejas

¿Eran Susan y Julia mujeres normales y piadosas que fueron sorprendidas con la guardia abajo en un momento de debilidad y sucumbieron a una poderosa tentación? No, no puedo creer eso. Por una buena razón el apóstol Pablo dijo, “Si andáis en el Espíritu no satisfaceréis los deseos de la carne” (Gálatas 5:16). El elemento crucial para tener una vida victoriosa no es el objeto de la tentación sino la condición espiritual de la persona que está siendo tentada. Quizá algunas preguntas precisas nos ayudarán a enfocarnos en el punto esencial de estos casos.

Si la vida de Susan era recta delante de Dios, ¿hubiera ella accedido a ver una película sucia? ¿No hubiera ella tenido la sabiduría necesaria para saber que el resultado de esta decisión sería solamente el desastre? Ella llegaba a la iglesia fielmente, pero sus decisiones claramente indicaban que tenía una relación muy débil (o ninguna) con Dios. Pablo pudo haber descrito a Susan cuando dijo, “Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta” (1ª Timoteo 5:6).

Si Julia verdaderamente caminaba con el Señor, ¿hubiera visto todas esas telenovelas? ¿Se hubiera obsesionado tanto con el romance que hubiera visitado salas de conversación en línea? ¿Hubiera ella alguna vez entrado a ese primer sitio Web erótico? La verdad acerca de esta joven es que desde hace mucho tiempo se había entregado a la mentalidad “Chica Cosmo – yo primero” que es tan prevalente entre las mujeres jóvenes de hoy. Sí, ella también asistía fielmente a la iglesia, pero la realidad era que Dios no era el centro de su existencia sino más bien un accesorio en su vida mundana y egoísta. Por lo tanto, era relativamente fácil que ella cruzara una frontera moral tras otra hasta que llegó a la pornografía.

Estas dos historias, y los miles de historias reales que representan, reflejan cuán importante es para un pastor monitorear de cerca a sus ovejas. Cuando Pablo se acercaba al final de su vida, parece que la preocupación que más lo aquejaba era hacer su máximo esfuerzo para asegurarse de que la iglesia se mantendría en el camino. Él compartió muchas verdades poderosas con sus más cercanos confidentes, algunas de las cuales podemos emplear para proteger mejor a nuestras mujeres jóvenes y que no se conviertan en víctimas mortales de la cultura saturada de sexo en la que vivimos.

Pablo, para ayudar a protegerlas, solicitó la ayuda de un recurso vital dentro de las filas de la iglesia: mujeres maduras piadosas. Él escribió: “Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte… maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.” (Tito 2:3-5).


Escuchar buenos sermones y leer libros interesantes puede ser útil, pero el cristiano, –cualquiera que sea su edad- necesita discipulado: ella necesita una mujer santa y madura para que la esconda bajo sus alas, por así decirlo, y que traiga instrucción piadosa a su vida. Una mujer puede escuchar sermones, pero a menos que rinda cuentas y responda a esas palabras, solamente obtendrá un beneficio limitado. Perdida en una muchedumbre de oidores, ella fácilmente puede ignorar y no tomar en cuenta lo que está escuchando. Pablo proveyó una solución para este problema cuando dio el cuádruple método de discipulado: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.” (2 Timoteo 3:16).

Enseñar es importante, pero las mujeres también necesitan involucramiento personal en sus vidas. El redargüir es una herramienta importante para ayudar a los individuos a mantener el rumbo. Si se les deja solas, las mujeres pueden desviarse del camino angosto y, tal como vimos en los casos anteriores, retroceder completamente. Si un mentor piadoso hubiera estado involucrado en la vida de cualquiera de esas mujeres, había una buena posibilidad de que no se hubieran descarrilado tanto. La corrección entra en juego cuando el mentor ve que su “estudiante” se desvía. Se para entre ella y la fuente de su tentación y en amor y verdad dice: “¡No! ¡No puedes hacer eso!” Como Pablo dijo: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre…” (Gálatas 6:1).

Los efectos corruptores del espíritu de este mundo sobre la mente humana nunca deben ser subestimados. Tiene el poder de alterar la perspectiva, los valores y las actitudes de una persona. Una de las razones por las cuales es imperativo que una creyente mantenga una vida devocional vibrante es porque ella necesita desesperadamente la influencia constante de la perspectiva de Dios sobre sus pensamientos. Cuando una mujer madura se interesa por la vida de otra mujer, pronto va a discernir cualquier área de su vida que no está alineada con las Escrituras. La corrección está ahí con el propósito de guiarla de regreso a una forma bíblica de pensar y vivir.

Escrito por: Kathy Gallagher
Kathy Gallagher es autora de Cuando el pecado secreto de él rompe tu corazón. También es vicepresidenta y cofundadora de Los Ministerios de Pureza de Vida.

1 comentario:

  1. Habia reflexionado estos dias que encontrar una mujer adicta a la pornografia era como encontrar a un hombre que sufre de anorexia, pero estos testimonios me lo hacen revaluar, ellas son mas mente que corazón, pero no están exentas, que el Señor nos ayude a enderezar lo torcido.

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