martes, 23 de mayo de 2017

¿PORNO NO HACE DAÑO? LEE ESTO Y PIÉNSALO NUEVAMENTE

Porno en el cerebro

En los últimos 150 años la pornografía ha cabalgado en los talones de la nueva tecnología. Desde la fotografía al proyector de películas, desde el VHS al DVD, desde el Internet hasta los teléfonos inteligentes.
Apenas estamos empezando a ver los efectos de la pornografía masiva producida en nuestra cultura; aquellos que crecieron con acceso al Internet en sus hogares han entrado ahora a la vida de adultos. Muchos estudiantes universitarios vieron pornografía por primera vez cuando eran unos niños, y hoy en día consumen pornografía por el Internet en dosis semanales, o incluso diarias. Hace más de 10 años la doctora Judith Reisman (Autora de “la ciencia detrás de la adicción a la pornografía”) llamo a la pornografía una “erotoxina” planteando que  futuros estudios revelarían que  la corriente de neuroquímicos y hormonas liberados cuando alguien mira pornografía tendría considerables efectos negativos en el cerebro. Estudios recientes están ahora validando su teoría.

DESENSIBILIDAZO AL PLACER
Dios ha conectado el cerebro en tal forma que pueda recordar el lugar dónde nuestros impulsos naturales están siendo satisfechos. Si el cuerpo tiene sed, el trabajo del cerebro es recordar con claridad donde encontrar agua, y la dopamina es el neurotransmisor responsable por ayudarnos a recordar donde satisfacer nuestros impulsos naturales.

Siendo estimulados sexualmente, la dopamina es liberada en una región del cerebro responsable de las emociones  y el  aprendizaje, dando al espectador una sensación de enfoque claro y una conciencia del deseo: “Tengo que obtener esta cosa; esto es lo que necesito ahora mismo.” La dopamina proporciona una gran sensación de placer. La próxima vez que el espectador tenga esa picazón por mas gratificación sexual, pequeñas dosis de dopamina serán liberadas en el cerebro, diciendo: “¿Recuerdas de donde sacaste tu dosis la última vez? ¡Ve y consigue más!”

En el contexto de una relación matrimonial, este empujón para regresar a  la fuente del placer une a las parejas en intimidad sexual una y otra vez, construyendo un vínculo de amor. Pero en el contexto de ver pornografía, el efecto es algo totalmente diferente.

La exposición continúa a la pornografía, especialmente por largos periodos de tiempo, libera oleada tras oleada de dopamina, dando al cerebro un placer  anormal. El cerebro eventualmente se cansa, limitando la cantidad de dopamina emitida, dejando al espectador queriendo más pero sin poder alcanzar el mismo nivel de satisfacción. Esto es llamado desensibilización. Los placeres diarios comienzan a perder su brillo – incluyendo el sexo- y el espectador amplia sus gustos pornográficos y busca algo más novedoso o pornografía más fuerte para poder conseguir la misma excitación.

Santiago dice que pecado comienza con un deseo muy fuerte, pero “el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:14-15).  Agrandar el pecado trae toda clase de muerte –muerte al placer, muerte a las relaciones, y ultimadamente muerte eterna.

HIPER-SENSIBILIDAD A LA LUJURIA
Mientras el cerebro se vuelve desensibilizado al placer en general, al mismo tiempo se vuelve híper-sensitivo a los diferentes desencadenantes sexuales. Así como un camino es creado en el bosque con cada persona que pasa por él, de la misma forma los caminos neuronales  establecen el camino con la próxima imagen erótica vista. Con el tiempo estos caminos neuronales se amplían con los viajes repetitivos realizados con cada exposición a la pornografía. Ellos se convierten en el camino a través del cual la interacción con las mujeres está marcada. Los circuitos neuronales  anclan este proceso sólidamente en el cerebro. Con cada mirada furtiva, la pornografía profundiza este abismo en el cerebro a través del cual las imágenes de mujeres están destinadas a pasar. Todas las mujeres se convierten en potenciales estrellas porno en las mentes de estos hombres.

En otras palabras, entre mas una persona se masturba con pornografía, más ancha será la súper autopista neuronal, desarrollando mas y mas puntos de entrada.

El apóstol Pablo describe claramente la lujuria interminable que experimenta una persona desconectada de Dios. El escribe: Han perdido toda vergüenza, se han entregado a la inmoralidad, y no se sacian de cometer toda clase de actos indecentes” (Efesios 4:19). Un acto de lujuria lleva a dos, dos llevan a cuatro, y cuatro llevan a un deseo consumidor. Su apetito nunca se satisface.

PARALIZA LA FUERZA DE VOLUNTAD
El proceso de sensibilización y desensibilización impacta la corteza pre-frontal del cerebro. A medida que los receptores de dopamina se degeneran el cerebro, se producen cambios en los lobos pre-frontales. Esta región del cerebro es responsable por nuestra fuerza de voluntad, regula nuestro comportamiento y la toma de decisiones basado en sabiduría y principios morales.

Normalmente, cuando las emociones, los impulsos y los deseos son producidos fluyen desde el cerebro medio, los lobos pre-frontales están ahí para ejercitar “control ejecutivo” sobre ellos. Pero cuando esta región está debilitada por el continuo uso de pornografía, la fuerza de voluntad se erosiona y no hay nada que pueda parar el antojo por ver pornografía. Como resultado, la persona experimenta no solo un deseo sino una necesidad intensa. Los neurocientificos llaman a este problema Hipofrontalidad. Esta persona ya no controla sus pasiones sino que es esclava de ellas.

Esto es lo que Pablo dice: “Tienen la mente llena de oscuridad; vagan lejos de la vida que Dios ofrece, porque cerraron la mente y endurecieron el corazón hacia él”. (Efesios 4:18) Ellos se volvieron “Esclavos de toda clase de pasiones y placeres” (Tito 3:3) Nuestros cerebros están designados por Dios para medir las consecuencias  y situaciones y sopesar juiciosamente para  escoger cuando dar gusto a nuestros antojos y deseos, pero la Hipofrontalidad significa que la mente saturada de pornografía tiene una muy limitada habilidad para hacer esto. La región prefrontal es una de las cosas que hace  únicos a los humanos –llenos con racionalidad y conciencia. Por esta razón podemos decir que el ver pornografía, en un sentido muy real, nos hace menos humanos.

EL PROBLEMA FUNDAMENTAL CON LA PORNOGRAFÍA
Desensibilizados al placer, sensibilizados a la lujuria, y paralizados en nuestra fuerza de voluntad –estas son algunas de las cosas que la ciencia moderna está descubriendo sobre los efectos de la pornografía en el cerebro. Como veremos más adelante, los estudios están mostrando como la pornografía moldea nuestras creencias y expectativas sexuales.
La pornografía es adictiva. Las mujeres de los vídeos pornográficos son frecuentemente obligadas, abusadas sexualmente y animadas a usar drogas. El uso de pornografía está contribuyendo  en el incremento del divorcio. Todas estas cosas son verdad; sin embargo, es importante el entender el problema cardinal con la pornografía.


La pornografía es esencialmente mala debido a su mensaje: desgarra la sexualidad de su contexto relacional y presenta a los seres humanos no como criaturas hechas a la imagen de Dios, sino como productos sexuales, como algo que puede ser comprado y vendido.

Traducido por Diego Bedoya
de "Your Brain on Porn"
Material de distribución gratuita de Covenat Eyes
http://www.covenanteyes.com/

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