lunes, 14 de junio de 2010

PASO NUMERO UNO: RECONOCER

Reconocemos que no somos Dios y que nuestras vidas están fuera de control. Admitimos que no tenemos el poder sobre nuestras adicciones y comportamientos compulsivos y que nuestras vidas llegaron a ser inmanejables. “Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo” (Romanos 7:18)

Debemos salir de la negación. Cuando reconocemos nuestra verdadera condición estamos quitándonos la máscara que hemos llevado puesta y finalmente estamos admitiendo que no podemos por nuestro propio esfuerzo. La negación, el haber creído falsamente que teníamos todo bajo control en nuestra adicción, nos impedía enfrentar la realidad de nuestra condición. Es tener un elefante sentado en la sala de nuestra casa y pretender que todo está bien.

La negación neutraliza nuestros sentimientos, nos roba la energía, anula nuestro crecimiento, nos aleja de Dios, nos aparta de tener relaciones sanas con otras personas,  y aumenta nuestro dolor. “Les prometen que serán libres para hacer lo que quieran, pero ellos mismos no pueden dejar de hacer el mal. ¡Ese mismo mal acabará por destruirlos! Pues el que no puede dejar de pecar es esclavo del pecado. (2 Pedro 2:19).

Necesitamos ir de la negación a la gracia de Dios. Necesitamos  ver los estragos que la negación ha dejado en nuestra habilidad para afrontar la realidad de nuestro pasado y presente. Luego necesitamos admitir que no tenemos el poder sobre ciertas áreas de nuestras vidas y que solos no tenemos el poder para controlarlos.

El poder para cambiar proviene solamente a través de la gracia de Dios. Cuando admitimos que no tenemos el control sobre nuestras vidas, entonces podemos reconocer nuestra necesidad de Dios. —Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, mas para Dios todo es posible.”  (Mateo 19:26)

Para reflexionar:
·         ¿Qué heridas del pasado continúan afectando tu vida?
·         ¿Qué acciones pasadas o presentes te hacen sentir culpable?
·         ¿Por qué tienes tanto miedo de cambiar?
·         ¿Sobre qué áreas de tu vida tienes control?
·         ¿Cuáles áreas de tu vida están fuera de control?
·         ¿Qué puedes hacer para acercarte a Dios?

La edad promedio en que los jóvenes son expuestos a la pornografía por primera vez es 11 años. El grupo de personas entre los 12 y 17 años es el grupo que más consume  pornografía.  7 de cada 10 jóvenes entre los 17 y 24 años visitan sitos pornográficos en Internet. ¿No crees que es tiempo de hace algo por ayudar a nuestros jóvenes? ¡Pasa la voz!

El ministerio Integridad Online busca  proveer herramientas que permitan a todo aquel que está luchando en secreto con la pornografía y otro tipo de adicciones sexuales encontrar el camino a la recuperación. Es posible vivir una vida de integridad, un paso a la vez.

Diego Bedoya
Fuentes: basado en el material de Celebremos la Recuperación de John Baker y las estadísticas de  la Coalición Nacional para la protección de los Niños y las Familias.

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