lunes, 17 de febrero de 2014

LA PORNOGRAFÍA ES UNA DROGA

En la superficie, la cocaína y la pornografía no parecen tener mucho en común, pero estudios están mostrando que al ver pornografía el cerebro libera los mismos químicos placenteros que produce con  el consumo de drogas. Más aun, tu cerebro comienza a reconfigurarse a causa de esta estimulación artificial. La cocaína y la pornografía no parecen tener mucho en común. Una es comprada ilegalmente en sitios de mala muerte; la otra es gratis a través del Internet. Un hábito puede llegar a ser bien costoso rápidamente, mientras que el otro solo te cuesta lo que pagas por la conexión del Internet.

Entonces, ¿Dónde está la similitud? Dentro del cerebro.

En caso de que no seas un neurocirujano, aquí tienes un curso acelerado de cómo funciona el cerebro. En lo profundo de tu cerebro existe algo llamado un “sistema de recompensa”, su función es ayudarte a mantenerte vivo haciendo exactamente lo que su nombre promete: te recompensa, o más específicamente, te recompensa cuando haces algo que promueve la vida, como el comer o alcanzar algo por lo cual has trabajado duramente en conseguir. Y la forma en que te recompensa es produciendo químicos en tu cerebro –principalmente uno llamado dopamina, así como también otros como la Oxitocina.

Normalmente, estos químicos son útiles. Ellos nos ayudan a sentir placer y a relacionarnos con otras personas. También nos motivan a volver a practicar actividades que nos hacen sentir bien. El problema es que el sistema de recompensas puede ser secuestrado. Sustancias como la cocaína y los opiáceos hacen que el sistema de recompensa de sus usuarios  genere altos niveles de dopamina sin  que el usuario haga nada para obtener esta recompensa. ¿Adivina que más hace esto? La pornografía.

Y este aumento de dopamina está causando más que solo sentimientos. Al recorrer el cerebro, la dopamina ayuda a crear nuevas conexiones  neurológicas que esencialmente llevan al usuario a regresar a esos comportamientos que generaron la liberación de esos químicos.

Entre más una persona usa drogas o una persona mira más pornografía, mas estas conexiones se generan en el cerebro haciendo mas fácil para la persona el regresar a seguir usando, sea que quiera o no.

Con el tiempo, la constante sobrecarga de químicos causa también otros cambios en el cerebro. Así como un drogadicto necesita drogas más fuertes para generar el mismo placer que antes sentía con dosis mínimas, de la misma manera el usuario de pornografía genera una tolerancia y su cerebro se adapta a los altos niveles de dopamina generados por el consumo de pornografía. En otras palabras, aunque el uso de pornografía sigue produciendo dopamina en el cerebro, el usuario no puede sentir sus efectos como antes.

Esto se debe  a que el cerebro se está tratando de proteger de una sobrecarga de dopamina mediante la eliminación de algunos de sus receptores químicos, los cuales actúan como diminutos guantes que atrapan la dopamina liberada. Con menos de estos receptores, el cerebro piensa que hay menos dopamina y el usuario no siente una reacción tan fuerte como antes. Como resultado, muchos usuarios de pornografía tienen que encontrar más pornografía, más frecuentemente, o encontrar una versión más extrema –o las tres al mismo tiempo- para generar más dopamina y poderse sentir excitados.

Y una vez que el usuario de pornografía se acostumbra a tener su cerebro generando estos químicos, el tratar de acabar con el hábito puede llevarlo a experimentar los mismos síntomas de abstinencia que siente el drogadicto tratando de romper el hábito.

Mientras que la gente frecuentemente piensa que la pornografía es algo que ha existido siempre, la versión moderna de pornografía es algo totalmente diferente. Gracias al Internet, la pornografía ahora mezcla las más poderosas descargas de dopamina que el cuerpo puede producir con un cóctel de otros elementos –la sorpresa, la novelería sin fin y las impactantes imágenes disponibles- todo esto incrementa la producción de dopamina en el cerebro. Y debido a que el Internet ofrece una interminable fuente de variedad, los usuarios pueden saltar a una nueva imagen cada vez que su excitación comienza a disminuir, manteniendo altos niveles de dopamina por horas en sus sistemas.

Es como si hubiésemos encontrado una forma de heroína 100 veces más poderosa que podemos usar en nuestra propia casa y que nos inyectamos a través de los ojos.


Espero que este conocimiento te permita entender los peligros detrás del uso de la pornografía. Escoge rechazar la pornografía, comparte este mensaje con otros y ayuda a cambiar la historia. ¡Dile no a la pornografía!

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