En
la superficie, la cocaína y la pornografía no parecen tener mucho en común,
pero estudios están mostrando que al ver pornografía el cerebro libera los
mismos químicos placenteros que produce con el consumo de drogas. Más aun, tu
cerebro comienza a reconfigurarse a causa de esta estimulación artificial. La cocaína y la pornografía no parecen tener mucho en común. Una
es comprada ilegalmente en sitios de mala muerte; la otra es gratis a través
del Internet. Un hábito puede llegar a ser bien costoso rápidamente, mientras
que el otro solo te cuesta lo que pagas por la conexión del Internet.
Entonces,
¿Dónde está la similitud? Dentro del cerebro.
En
caso de que no seas un neurocirujano, aquí tienes un curso acelerado de cómo
funciona el cerebro. En lo profundo de tu cerebro existe algo llamado un “sistema
de recompensa”, su función es ayudarte a mantenerte vivo haciendo exactamente
lo que su nombre promete: te recompensa, o más específicamente, te recompensa
cuando haces algo que promueve la vida, como el comer o alcanzar algo por lo
cual has trabajado duramente en conseguir. Y la forma en que te recompensa es
produciendo químicos en tu cerebro –principalmente uno llamado dopamina, así
como también otros como la Oxitocina.
Normalmente,
estos químicos son útiles. Ellos nos ayudan a sentir placer y a relacionarnos
con otras personas. También nos motivan a volver a practicar actividades que
nos hacen sentir bien. El problema es que el sistema de recompensas puede ser
secuestrado. Sustancias
como la cocaína y los opiáceos hacen que el sistema de recompensa de sus
usuarios genere altos niveles de dopamina
sin que el usuario haga nada para
obtener esta recompensa. ¿Adivina que más hace esto? La pornografía.
Y
este aumento de dopamina está causando más que solo sentimientos. Al recorrer
el cerebro, la dopamina ayuda a crear nuevas conexiones neurológicas que esencialmente llevan al
usuario a regresar a esos comportamientos que generaron la liberación de esos
químicos.
Entre
más una persona usa drogas o una persona mira más pornografía, mas estas
conexiones se generan en el cerebro haciendo mas fácil para la persona el
regresar a seguir usando, sea que quiera o no.
Con
el tiempo, la constante sobrecarga de químicos causa también otros cambios en
el cerebro. Así como un drogadicto necesita drogas más fuertes para generar el
mismo placer que antes sentía con dosis mínimas, de la misma manera el usuario
de pornografía genera una tolerancia y su cerebro se adapta a los altos niveles
de dopamina generados por el consumo de pornografía. En otras palabras, aunque
el uso de pornografía sigue produciendo dopamina en el cerebro, el usuario no
puede sentir sus efectos como antes.
Esto
se debe a que el cerebro se está
tratando de proteger de una sobrecarga de dopamina mediante la eliminación de
algunos de sus receptores químicos, los cuales actúan como diminutos guantes
que atrapan la dopamina liberada. Con menos de estos receptores, el cerebro
piensa que hay menos dopamina y el usuario no siente una reacción tan fuerte
como antes. Como resultado, muchos usuarios de pornografía tienen que encontrar
más pornografía, más frecuentemente, o encontrar una versión más extrema –o las
tres al mismo tiempo- para generar más dopamina y poderse sentir excitados.
Y
una vez que el usuario de pornografía se acostumbra a tener su cerebro
generando estos químicos, el tratar de acabar con el hábito puede llevarlo a
experimentar los mismos síntomas de abstinencia que siente el drogadicto
tratando de romper el hábito.
Mientras
que la gente frecuentemente piensa que la pornografía es algo que ha existido
siempre, la versión moderna de pornografía es algo totalmente diferente.
Gracias al Internet, la pornografía ahora mezcla las más poderosas descargas de
dopamina que el cuerpo puede producir con un cóctel de otros elementos –la
sorpresa, la novelería sin fin y las impactantes imágenes disponibles- todo
esto incrementa la producción de dopamina en el cerebro. Y debido a que el
Internet ofrece una interminable fuente de variedad, los usuarios pueden saltar
a una nueva imagen cada vez que su excitación comienza a disminuir, manteniendo
altos niveles de dopamina por horas en sus sistemas.
Es
como si hubiésemos encontrado una forma de heroína 100 veces más poderosa que
podemos usar en nuestra propia casa y que nos inyectamos a través de los ojos.
Espero
que este conocimiento te permita entender los peligros detrás del uso de la pornografía.
Escoge rechazar la pornografía, comparte este mensaje con otros y ayuda a
cambiar la historia. ¡Dile no a la pornografía!