Una persona que se ha masturbado por mucho tiempo ha generado una
serie de dinámicas y hábitos en su cuerpo y en su
cerebro. Muchas de las personas que me escriben andan en la búsqueda de una
cura rápida para su “problemita con el pecado”. Algunos incluso han tratado a través
del exorcismo. Sé muy bien que Cristo rompe las cadenas, pero si tu eres
cristiano y tienes a Cristo en tu vida entonces ya tienes dentro de ti al Espíritu Santo.
La Luz y las tinieblas no pueden estar en el mismo lugar. Entonces quizás
valga la pena el considerar donde te encuentras en relación a tu salvación y
donde esta Cristo en tu vida y si él es el Señor y Salvador personal de tu vida
o no.
Lo que se requiere para superar la masturbación y
cualquier otro pecado en la vida del hombre es un genuino deseo por agradar a
Dios y vivir una vida de integridad. Para ello no hay
curas mágicas sino trabajo duro y persistente. Lo que has estado
haciendo por mucho tiempo te va a costar esfuerzo, trabajo y dedicación. Hay que hacer un
esfuerzo y tomar decisiones en nuestra vida. El querer una
cura rápida y milagrosa de nuestros pecados es algo muy normal que
todos en algún momento queremos. Nos dedicamos a pecar y pasamos
tiempo valioso de nuestra vida agradando a nuestras bajas pasiones y luego
queremos que en un dos por tres Dios no arregle para continuar como si nada
hubiese pasado.
Insensatez, locura y demencia son las palabras usadas en nuestro idioma español para traducir la palabra "insanity". Una persona insensata es una persona que hace las mismas cosas una y otra vez, una y otra vez, esperando conseguir resultados diferentes. Esto es lo que pasa con una persona adicta a la masturbación y la pornografía. Lo hace una y otra vez pensando que en cualquier momento se puede detener, sin darse cuenta que entre más tiempo lo haga más gruesa se hace la cadena de la esclavitud y más difícil y más trabajoso le será obtener su libertad.
Sé muy bien que hay una batalla espiritual que librar, la biblia
nos dice que tenemos una lucha contra las potestades de las tinieblas. El
enemigo de las almas constantemente nos está enviando dardos
de tentación para que hagamos aquello nos aparta de Dios y nos mantiene
en esclavitud.
Sin embargo, Dios está interesado en construir
nuestro carácter, y aunque sé que Dios puede curar milagrosamente a una
persona que se masturba compulsivamente, no he visto a alguien que haya sido
libre de sus adicciones sin hacer un verdadero trabajo y esfuerzo por vivir una
vida que agrade a Dios.
La biblia dice que el hombre de doble ánimo es inconstante en sus
caminos, esto particularmente habla a mi vida pues durante mucho
tiempo pensaba que podía masturbarme y ver pornografía y continuar
viviendo como cristiano. Pero la biblia dice que quien practica el pecado es
esclavo del pecado, la biblia nos dice que no tengamos dioses aparte del Dios
viviente, que no hagamos ídolos ni nos postremos delante de ellos.
La masturbación, la pornografía y cualquier tipo de pecado sexual como
la fornicación, el adulterio, la homosexualidad, etc., son una clase
de ídolo. Cuando le damos rienda suelta a las pasiones de la carne
estamos diciéndole a Dios que es más importante lo creado que el Creador,
le estamos robando a Dios el primer lugar en nuestras vidas y estamos haciendo
de la sexualidad nuestro ídolo personal.
Entonces, ¿qué debo hacer para romper las cadenas que me atrapan?
Vayamos a la fuente, a la Palabra de Dios para ver qué consejo nos
da en nuestra lucha con el pecado:
ARREPENTIMIENTO => CONFESIÓN => APARTARSE
El que oculta sus pecados no prosperará, pero el
que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia. (Proverbios
28:13)
Vengan, pongamos las cosas en claro —dice el Señor—. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana! (Isaías 1:18).
Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. (1 Juan 1:9)
Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz. (Santiago 5:16)
El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido. (Salmos 51:17)
Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra. (2 Crónicas 7:14)
Vengan, pongamos las cosas en claro —dice el Señor—. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana! (Isaías 1:18).
Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. (1 Juan 1:9)
Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz. (Santiago 5:16)
El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido. (Salmos 51:17)
Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra. (2 Crónicas 7:14)
En estos textos Dios está llamando al pecador a:
En primer lugar al arrepentimiento. Arrepentirse significa sentir pesar y culpa
por una acción realizada y dar un cambio de mente y un cambio de
actitud. Así que para quien practica el pecado, un verdadero
arrepentimiento no solo es dolerse por la acción sino apartarse de ella.
Inmediatamente al arrepentimiento viene la confesión. Por mucho tiempo yo le confesé mis
pecados a Dios, pero sin un genuino arrepentimiento
(ver definición en el párrafo anterior), pues continuaba
volviendo al pecado, o como lo dice su Palabra: "el perro regresa a su vomito y la
puerca lavada al barro". La Biblia nos dice que debemos no solo confesar nuestro
pecado a Dios, sino que debemos confesarlo también a otros. Esta parte fue
clave en el comienzo de mi sanidad y recuperación de
la adicción. Cuando finalmente me atreví a confesarle a otros hermanos en la fe mis luchas con el pecado, cuando finalmente me quite la
máscara de cristiano perfecto y les conté de mi luchas con la pornografía
y la masturbación, entonces empezaron a romperse las cadenas que me
aprisionaban. Este es el principio para rendir cuentas que se utiliza hoy
día en muchos ministerios de recuperación. Debemos encontrar personas cristianas
maduras a quien podamos confesarle nuestros pecados y a quienes les demos
permiso para que nos digan la verdad sobre nuestras vidas.
Una de las estrategias del diablo es convencer a quien practica el
pecado sexual que nadie más lo hace y que no se lo puede contar a nadie.
Como lo mencione hace unos instantes, el apartarse
del pecado viene unido al verdadero arrepentimiento. Quizás un asunto
difícil es el entender que realmente no nos hemos arrepentido de nuestro
pecado. Queremos que Dios nos ayude, pero queremos seguir pecando un poco más. Sería
bueno que te cuestiones en este momento donde te encuentras en relación con tu
pecado y en tu relación con Dios.
Solo no puedes vencer a este gigante. Dios nos está dando todas las armas y las estrategias para vencer al gigante del pecado y de la adicción, pero, ¿cuán dispuesto estas a trabajar en tu recuperación?
Diego Bedoya
integridadonline@gmail.com
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